martes, 21 de junio de 2011

¡Es tu oportunidad! Taller de voceria en Caracas

Taller de Vocería

Los asistentes aprenderán a:
• Potenciar la comunicación verbal y no verbal mediante la adopción de técnicas y habilidades.
• Gestionar mensajes claves y detectar contenidos de interés.
• Desarrollar competencias de vocería.
• Cómo manejarse efectivamente frente a los medios de comunicación.
• Prepararse para una rueda de prensa, entrevistas, intervención o declaración.
• Fortalecerse como vecero mediante la práctica.

Organizadores: CAVEDATOS y ConComunicaciones.
Fecha y hora: Miércoles, 29 de junio de 2011 / 8:30 am a 05:30 pm.
Lugar: Sede de CAVEDATOS (piso 19, Torre Centro, Parque Boyacá, Av. Sucre, Los Dos Caminos).
Información: ocavedatos@gmail.com, eventos@cavedatos.net, info@concomunicaciones.com. Teléfonos: 58 212 2856520 / 9353285 y 935DATO (3286).

Agenda
Hora y tiempo estimado Tema
08:20 am a 08:40 am Café, registro.
08:40 am a 08:50 am Presentación y apertura.
08:50 am a 09:30 am Dinámica: Técnicas y habilidades de comunicación.
09:30 am a 10:00 am Qué dice nuestro cuerpo y nuestro tono de voz.
10:00 am a 10:30 am El proceso de comunicación y sus barreras.
10:30 am a 10:50 am Refrigerio.
10:50 am a 11:10 am Dinámica: Autoevaluación.
11:10 am a 11:50 m Comunicación en la empresa.
11:50 am a 01:00 pm Dinámica: ¿Qué decimos?
01:00 pm a 01:50 pm Almuerzo libre.
01:50 pm a 02:00 pm Café.
02:00 pm a 02:20 pm De lo noticioso y los medios de comunicación.
02:20 pm a 02:50 pm El vocero y el profesional de la comunicación.
02:50 pm a 04:05 pm El vocero frente a los medios.
04:05 pm a 04:25 pm Refrigerio.
04:25 pm a 05:10 pm ¡Manos a la obra!
05:10 pm a 05:30 pm Práctica y cierre.

Facilitadora: Gabriela Agudelo Sierra, comunicadora social corporativa de la Universidad Santa María, Venezuela. Coach Organizacional certificada en el Diplomado Internacional de Coaching Organizacional. Especialista en comunicación interna, externa, planificación estratégica de la comunicación e imagen corporativa y creación de ecosistemas digitales.

Facilitador de Apoyo: Gabriel Antonio De Freitas Goncalves, comunicador social con maestría en Comunicación Organizacional de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Diplomado en Responsabilidad Social Empresarial, en la Universidad Metropolitana. Con amplia experiencia en comunicación interna, tanto en organizaciones públicas como privadas.

Contribución: Público general= Bs 970 p/p ● Organismos aliados y sector académico postulado institucionalmente = Bs 870 p/p ● Afiliados a CAVEDATOS = Bs 770. Montos NO incluyen IVA.

Forma de pago: Transferencia, depósito o cheque a nombre de CAVEDATOS, en la cuenta corriente del Banco Mercantil No. 0105 0018 45 101 8488979. Los datos del depósito deben ser enviados a: sccavedatos-org@hotmail.com cc eventos@cavedatos.net.

Solicite cupo enviando los siguientes datos: Nombre, cédula, email, tel. cel., empresa, RIF, dirección, tel. fijo.

Más información http://concomunicaciones.com/Articulos/TallerVoceriaCAVEDATOS2011.htm

domingo, 19 de junio de 2011

Adiós al pasado... Cuatro herramientas para la proyección vocal

La capacidad de enfrentarse a un público desconocido o bien sea familiar no es una tarea sencilla,  menos para aquellas personas que el miedo escénico es manifestado mediante el predominio de la voz. Por ende es vital que todo vocero tenga la habilidad de manejar su tono de voz y proyección.
A continuación, te facilitamos cuatro pasos para la proyección y dicción de la voz ante una presentación de carácter público. Tomando en cuenta que estos consejos son facilitados por, Lisa Braithwaite, coach para hablar en público:
  1. Relájate: “Cuando nos ponemos nerviosos, a nuestro cuerpo le suceden todo tipo de cosas. Nuestra respiración se vuelve superficial y nuestros músculos se ponen tensos, sobre todo los situados en la parte superior del cuerpo. La combinación de respiración poco profunda y cuerdas vocales tensas provoca una voz débil y chillona, a veces incluso temblorosa”, apunta la especialista, que recomienda realizar ejercicios de relajación antes de hablar.
  2. Abre la boca: “Un truco para abrir bien la boca y enunciar mejor es practicar diferentes registros vocales. Mi método favorito para esto es leer libros infantiles en voz alta. No se puede leer un cuento a un niño de cuatro años sin hacerlo un poco hacia fuera. Además, esta práctica te ayudará a añadir algo de color y vitalidad a tu voz, al tiempo que mejorará la enunciación y la proyección”.
  3. Mejora tu postura: “Si no estás de pie y con la cabeza hacia arriba, estás estrangulando la voz. Asegúrate de que tu cuerpo y la cabeza están de cara al público, con el pecho y los hombros abiertos, no encorvado. Mantén la cabeza en alto y, al leer tus notas, no hables al mismo tiempo, espera hasta que estés mirando al público de nuevo”.
  4. Proyecta la voz: “Proyectar la voz significa que, en lugar de centrarte en un punto justo en frente de ti, te concentras en un punto más lejano. Cuando practiques tu presentación, prueba a hablar con varios objetos de la habitación. Comienza con algo cercano, como una silla. Entonces, cuando sientas que la silla te está oyendo, céntrate en algo que esté ubicado un poco más lejos, tal vez una de las plantas. Y así sucesivamente. En todo caso, si notas que estás forzando la voz, detente”.
¡Ahora sí! A ensayar se ha dicho y obtendrás mejores resultados en tus discursos en público y en tu vida cotidiana.

¡No más pellizcos para el público!

Yaribé Monzón
Amigos se han imaginado como es un pellizco lingüísticamente hablando… sí, molestar, como un pellizco en un brazo,  pero mientras damos un discurso... No piensen que es un absurdo, es posible y lo hacemos todo el tiempo con el uso y abuso de las muletillas mientras exponemos.
Éstas son un vicio que opacan nuestro discurso, pues le quitan elegancia y denotan falta de seguridad y deficiencia en el conocimiento del tema. Las muletillas, aunque pueden ser causa de la timidez, reflejan pobreza de vocabulario. Y realmente importunan a la audiencia.
Casi siempre las empleamos con naturalidad aunque inconscientemente por la falta de destreza comunicacional. Y pocas veces nos percatamos de lo repetitivos que llegamos a ser; pero el problema es que nuestro público sí lo nota, porque las muletillas los fastidian, “los pellizcan”.
“Este”, “¿me explico?”, “eeee”, “¿me entiendes?”, “o sea”, “en fin”, son algunas de las muletillas que más utilizamos. Generalmente nos apoyamos en estas coletillas cuando no sabemos qué decir, perdemos el hilo del discurso u olvidamos de qué deseamos hablar.
De manera que, una de las primeras acciones que podemos emprender para deshacernos de este odioso hábito es: aprender hacer pausas durante la exposición. Es preferible hacer silencio, un momento, que decir absurdos. El silencio crea expectativa, le da la oportunidad a la audiencia de analizar y entender nuestro discurso; y nos permite estructurar nuevamente el mensaje para comunicarlo exitosamente.
Nos incomoda quedarnos callados y preferimos balbucear ante nuestros espectadores. ¡No más!. El buen orador emplea el silencio como recurso de expresión, le da un uso estratégico para evitar las muletillas.
Un buen orador lee para aumentar su vocabulario y práctica, práctica y práctica para perfeccionar su oratoria. Y en la perfección del discurso agradamos, satisfacemos a nuestro público, no lo pellizcamos.


sábado, 18 de junio de 2011

El verdadero problema es la timidez

Yaribé Monzón
Cuando no somos capaces de desenvolvemos como planificamos y deseamos en un escenario, la verdadera causa es la timidez. La capacidad de dar un discurso exitoso dependerá del grado y tipo de timidez que suframos, ya que como explicamos anteriormente esta  es un factor decisivo para vencer el miedo escénico.
La timidez es una enfermedad y como tal tiene características específicas, pero cada individuo representa un caso particular. Es importante que reconozcamos nuestro problema y síntomas para enfrentarlos y solucionarlos.
La timidez puede curarse y superarse, ya que no es un defecto sino una enfermedad. Y el tratamiento se centra en enfrentar las situaciones específicas que nos representan ansiedad, temor, pánico.
El psicoanalista, Steven Weimberg, afirma que la timidez es un hábito que se fortalece si no se actúa contra él. Considera que lo mejor es afrontarla de frente, no huir. Aguantar la presión de las miradas, quedarse en el grupo. Mirar a los ojos del interlocutor, cada vez un poco más fijamente.
Para Weimberg "No se trata de hallar valor para hablar, sino de hablar para hallar valor". De manera que debemos analizarnos y tomar conciencia de nuestros defectos y cualidades, para lograr confianza en nosotros y poder actuar sobre nuestra conducta.
Martha Davis y otros autores en su libro "Técnicas de autocontrol emocional", apuntan algunos pasos para reforzar la personalidad de las personas tímidas:
Detención del pensamiento. Concentrarse en los pensamientos no deseados que nos asaltan y, después de un corto período de tiempo, detener y vaciar la mente. Se debe estar atento a la aparición de estos pensamientos, identificarlos y pararlos enérgicamente.
Rechazo de las ideas irracionales. Suscitando pensamientos racionales como "no me afecta", "todo ser humano se equivoca", "una discusión es cosa de dos", "nos sentimos en función de cómo pensamos", o "qué es lo peor que me puede ocurrir".
Desarrollo de técnicas de afrontamiento del miedo. Utilizando técnicas de relajación que apoyen las decisiones que nos conducen a soportar situaciones difíciles.
Entrenamiento asertivo. Mostramos una conducta asertiva cuando defendemos nuestros propios intereses, y expresamos nuestras opiniones libremente, pero sin herir la susceptibilidad de los demás.
¡Amigos, no se hagan los locos, no eviten hablar en público!. Si pretendemos ser un buen orador debemos enfrentar nuestra timidez, ya que retarnos a vencerla es el primer paso para lograrlo.

miércoles, 15 de junio de 2011

¿Qué es el miedo escénico?

Yaribé Monzón
En medio de una clase universitaria, entre pautas y recomendaciones, un profesor aseguró  “el miedo escénico no existe”. ¡Quéee! me sorprendí increíblemente con esa aseveración. Y entonces pensé, si no existe como puedo explicar las náuseas, dolor de cabeza, temblor en mis piernas y voz cuando expongo.
Además de, los síntomas que he notado en algunos compañeros: Belkys, baja el timbre de voz como si no quisiera que la escucharan y mucho menos que la vieran; Karen, habla con una velocidad que hace su discurso indescifrable; Ninfa se ruboriza; y Carlos suda en exceso. Ante tantas manifestaciones, no comprendí lo que decía mi profesor y sólo reflexione: “pues no existe para él, ¡lo felicito!”.
En mi caso, yo estoy muy consciente de los nervios que me causa enfrentarme a una audiencia. Pero me he percatado que cuando el tema a abordar me gusta, lo entiendo, domino, estudio y lo he profundizado, me concentro y logro una presentación exitosa.
Alfredo Padrón, autor del manual práctico de oratoria empresarial de El Nacional, explica acerca del miedo escénico que todas las personas, sin excepción lo sentimos; y debemos asumir que éste no se quita, y que nos acompañará hasta el último de nuestros días. Pero, aclara que hay técnicas que permiten superarlo, para no manifestar temor, mostrarnos firmes y seguros ante un auditorio.
Ahora bien, con lo planteado en el primer párrafo mi intención no es dejar a ese profesor como un desconsiderado. ¡Para nada! lo que pretendí fue crear en ustedes, queridos amigos, la misma incertidumbre que yo sentí en ese momento.
No es cuestión de maldad, todo lo contrario. Hoy, gracias a Padrón, he entendido aquello del: “miedo escénico no existe”…
Este autor nos explica, en su obra, que el miedo escénico debe desaparecer una vez que estamos frente al público y comenzamos la exposición. Y en el caso de que no suceda así, para él, estamos ante otra situación, ante otro problema, solucionable, llamado timidez.
La cuestión, realmente, es que el miedo escénico sí existe y es canalizado positiva o negativamente por las personas según el grado de timidez que presenten. Para mí, está claro que mi querido profesor no es en lo más mínimo tímido,  por ello considera inexistente este tipo de pánico.
Un buen orador aprovecha su miedo escénico, lo transforma en adrenalina y concreta un discurso exitoso. ¿Qué pasa con la timidez?, no te pierdas el próximo artículo…

domingo, 12 de junio de 2011

¡Fanático, orador!

Yaribé Monzón
Lo que caracteriza a un fanático es la gran pasión con la que sigue una causa; y cómo encuentra, construye y cree argumentos para defenderla.
Está claro que un buen orador conoce el tema que expone. Pero que interesante, y que mejor orador es cuando siente su discurso y se emociona sinceramente con él.
Al hablar debemos disfrutar el tema que abordamos y la oportunidad que tenemos de expresarnos. Es decir, en vez de angustiarnos por cómo nos van a interpretar o si nos están prestando atención,  preocuparnos por divertirnos mientras hablamos.
Entretenernos con lo que comunicamos es una clave que nos permitirá expresarnos con fluidez y explicarnos claramente. Incluso, podemos lograr, agregar analogías y quitarle rigidez a nuestro discurso.
Un buen fanático habla para convencer, defiende sus ideas con asertividad y acepta defectos, uno que otro, pero siempre destaca mayores virtudes. Y sobre todo es natural… se expresa desinhibido y alegre.
Pueden imaginarse a un caraquista convenciendo, a un magallanero, de lo glorioso de su equipo leyendo sus argumentos. ¡Qué ilógico!. Si pretende dar un buen discurso, complázcase a usted mismo recordando anécdotas y satisfaga a su público con una alocución práctica, sentida, clara y emocionante.
El buen orador es fanático de sus ideas, las disfruta, defiende  y divulga con pasión.

viernes, 10 de junio de 2011

Mamá siempre sabe

Yaribé Monzón
Las madres siempre tienen la capacidad de convencer, a sus hijos, como si tuvieran la verdad absoluta en sus manos. Quién más puede decir: ¡haz lo que quieras!, con la certeza de que no lo harán.
Ellas no ganan esa habilidad de la noche a la mañana. Construyen su reputación con esmero y dedicación. Cuidan a su público (sus hijos), están atentas a sus señales. Conocen su entorno y establecen una comunicación empática.
Un buen orador, al igual que una madre, debe sentar las bases de su credibilidad desde la primera oportunidad. Si desea que le crean su discurso, entonces debe preocuparse por conocer  a su público, por estudiarlo; y hacerle saber que sabe a quién le habla. Exprésese con propiedad, pero evite la arrogancia. ¡Sí! también debe tenerle amor y respeto a su audiencia.
Al igual que una progenitora,  comunique con seguridad, oré de lo que conoce bien y esté preparado para responder todas las dudas, discrepancias y los ¿por qué? de su público. Pues, usted no puede justificarse con un “porque lo digo yo”. ¡No se pase!
Un buen orador habla de lo que sabe, se apoya en su experiencia y convence a su público con inteligencia. No se contradice, responde antes que le pregunten. Y repite, recuerda, qué conoce el tema.
Si quiere que le crean, sea creíble, no invente.

martes, 7 de junio de 2011

La “Pinta” del Buen Orador

Yaribé Monzón
Amigos, seguro recuerdan la unión del Príncipe William y Kate Middleton. La boda ha sido el espectáculo más grande y mediático del 2011. Por ello no dudo que hayan visto en algún medio, lo que se convirtió en el centro de la boda, los sombreros que debían llevar las damas por protocolo real.
Qué  tiene que ver esto con un Buen Orador… Pues simple, hablamos de que: la ropa, los zapatos, accesorios y colores que vestimos hablan por nosotros. En la boda se trataba de una elegante tradición y el escenario era la entrada a la Iglesia, todo mundo estaba atento a los sombreros.
El público que juzgaba, admiraba, criticaba y alagaba, iba desde la prensa a espectadores globales atentos con curiosidad.  Cuando nos disponemos ante un público, para decir algo, éste está alerta a todas nuestras señales. Debemos cuidar nuestra postura, gestos y reacciones faciales en medio del discurso.
Pero, igual de importante es idear nuestro vestuario antes de empezar hablar. No podemos ir muy deportivos ni casuales, si pretendemos convencer con seriedad. Tampoco muy elegantes, si la intención del discurso es persuadir y generar empatía. El vestuario debe ser planificado junto con la intención de lo que pretendemos decir.
La ropa apoya, afirma, niega, desmiente o confirma las palabras que soltamos. Imaginemos que Pamela Anderson habla de acciones ambientalistas y lleva puesto un vestido de cebra. ¡Upss!. Soñemos que el Presidente en cadena nacional aparece con una chaqueta de los Yankees de New York. ¡Nooo!.
Sencillamente es cuestión de coherencia y lógica, el buen orador viste acorde a lo que quiere decir.


jueves, 2 de junio de 2011

El buen orador tiene voz y voto, y también consigue votos

Yaribé Monzón
La retórica es el esencial  condimento de toda buena o mala campaña política. Mala, recuerdan a Rosales…  Para no herir susceptibilidades ni traer malos recuerdos mejor hablemos de una buena campaña, la de Barack Obama.
La campaña de Obama logró desbaratar a sus contrincantes,  que vieron reducir su estrategia a tener que atacarlo. Pero como contrariar el discurso de un hombre que conquistó audiencias, mostrándose cómo un candidato de cambio, pacifico, comprensivo y preparado para solucionar los principales problemas de Estados Unidos.
El discurso de este hombre  vendió un sueño y lo hizo parecer posible.  Durante su campaña lo caracterizó una retórica enérgica, apasionada y entusiasmada que sedujo a las masas gringas; y, mejor aún, logró convencerlas al combinar su pasión con un carácter frontal en los debates.
Siempre fue el bueno
Obama siempre oró calmado, no empleó un discurso agresivo. Se mostró ecuánime en todo momento. Y sólo ataco a sus contrincantes de forma directa en los debates, procuro no hablar de ellos. También evitó temas sensibles que no estaban su estrategia, como el tema económico. Él no  se dejó sorprender y mantuvo su actitud, su filosofía estratégica y habló de lo que quería.
Podemos decir que su discurso fue exitoso porque logró que hablaran de él, se convirtió en el centro y no dejo ambigüedades ni contradicciones que sus enemigos pudieran utilizar. Por su parte, Obama hizo lo que un buen orador debe hacer: enamoró a las masas, vendió sus razones, no habló de sus contrincantes y aprovechó sus propios errores para atacarlos.
Amigos recuerden que el buen orador tiene voz y voto, también consigue votos y no muere por la boca…