Yaribé Monzón
Cuando no somos capaces de desenvolvemos como planificamos y deseamos en un escenario, la verdadera causa es la timidez. La capacidad de dar un discurso exitoso dependerá del grado y tipo de timidez que suframos, ya que como explicamos anteriormente esta es un factor decisivo para vencer el miedo escénico.
La timidez es una enfermedad y como tal tiene características específicas, pero cada individuo representa un caso particular. Es importante que reconozcamos nuestro problema y síntomas para enfrentarlos y solucionarlos.
La timidez puede curarse y superarse, ya que no es un defecto sino una enfermedad. Y el tratamiento se centra en enfrentar las situaciones específicas que nos representan ansiedad, temor, pánico.
El psicoanalista, Steven Weimberg, afirma que la timidez es un hábito que se fortalece si no se actúa contra él. Considera que lo mejor es afrontarla de frente, no huir. Aguantar la presión de las miradas, quedarse en el grupo. Mirar a los ojos del interlocutor, cada vez un poco más fijamente.
Para Weimberg "No se trata de hallar valor para hablar, sino de hablar para hallar valor". De manera que debemos analizarnos y tomar conciencia de nuestros defectos y cualidades, para lograr confianza en nosotros y poder actuar sobre nuestra conducta.
Martha Davis y otros autores en su libro "Técnicas de autocontrol emocional", apuntan algunos pasos para reforzar la personalidad de las personas tímidas:
•Detención del pensamiento. Concentrarse en los pensamientos no deseados que nos asaltan y, después de un corto período de tiempo, detener y vaciar la mente. Se debe estar atento a la aparición de estos pensamientos, identificarlos y pararlos enérgicamente.
•Rechazo de las ideas irracionales. Suscitando pensamientos racionales como "no me afecta", "todo ser humano se equivoca", "una discusión es cosa de dos", "nos sentimos en función de cómo pensamos", o "qué es lo peor que me puede ocurrir".
•Desarrollo de técnicas de afrontamiento del miedo. Utilizando técnicas de relajación que apoyen las decisiones que nos conducen a soportar situaciones difíciles.
•Entrenamiento asertivo. Mostramos una conducta asertiva cuando defendemos nuestros propios intereses, y expresamos nuestras opiniones libremente, pero sin herir la susceptibilidad de los demás.
¡Amigos, no se hagan los locos, no eviten hablar en público!. Si pretendemos ser un buen orador debemos enfrentar nuestra timidez, ya que retarnos a vencerla es el primer paso para lograrlo.
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