domingo, 12 de junio de 2011

¡Fanático, orador!

Yaribé Monzón
Lo que caracteriza a un fanático es la gran pasión con la que sigue una causa; y cómo encuentra, construye y cree argumentos para defenderla.
Está claro que un buen orador conoce el tema que expone. Pero que interesante, y que mejor orador es cuando siente su discurso y se emociona sinceramente con él.
Al hablar debemos disfrutar el tema que abordamos y la oportunidad que tenemos de expresarnos. Es decir, en vez de angustiarnos por cómo nos van a interpretar o si nos están prestando atención,  preocuparnos por divertirnos mientras hablamos.
Entretenernos con lo que comunicamos es una clave que nos permitirá expresarnos con fluidez y explicarnos claramente. Incluso, podemos lograr, agregar analogías y quitarle rigidez a nuestro discurso.
Un buen fanático habla para convencer, defiende sus ideas con asertividad y acepta defectos, uno que otro, pero siempre destaca mayores virtudes. Y sobre todo es natural… se expresa desinhibido y alegre.
Pueden imaginarse a un caraquista convenciendo, a un magallanero, de lo glorioso de su equipo leyendo sus argumentos. ¡Qué ilógico!. Si pretende dar un buen discurso, complázcase a usted mismo recordando anécdotas y satisfaga a su público con una alocución práctica, sentida, clara y emocionante.
El buen orador es fanático de sus ideas, las disfruta, defiende  y divulga con pasión.

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